XIMENA ESCOBAR PIEDRAHITA




Un lugar:
Providencia. Me gusta mucho el mar, es donde mi cuerpo se siente más a gusto. De todos los mares que he conocido, el del Providencia es el que más me gusta.

Una flor:
En este momento me gustan las flores raras. Las clásicas me encantan, las rosas, las peonias hasta los girasoles me parecen divinos. Cuando yo veo una flor encuentro un mundo entero que me parece demasiado encantador, me conquista. Pero en este momento las raras me llaman la atención por ejemplo la aristolochia, es una planta carnívora gigante que tiene un hueco. Tenemos una acá y nos ha florecido, el proceso duró casi dos meses desde que saco la vainita, hasta que floreció. Me pareció increíble, ella saca como una especie de cola y si algo llega a tocar esa cola, se aborta. Es impresionante. Las flores que tienen esos procesos tan misteriosos me llaman mucho la atención.

Cuando era chiquita mi flor preferida era los novios porque las semillas explotan y eso me parecía lo mejor del mundo.

Un olor:
Me encanta el olor a bergamota.

Un sentimiento:
No sé si la curiosidad puede ser un sentimiento. Pero en todo caso el sentimiento que me causa la curiosidad, esa sensación de lo inesperado me parece lo mejor.

Desde la primera vez que visité el taller de Ximena hace unos años, sentí un flechazo. Entrar ahí es como acceder a otro universo. Un taller lleno de objetos curiosos, plantas, obras propias y de otros artistas. Estuvimos hablando una mañana entera sobre el fieltro, las mujeres, las plantas y los espacios. Tuve que detenerme continuamente a preguntar qué era ese objeto, de dónde había salido, para qué servía. También me detuve a tocar y sentir materiales que para mí eran desconocidos hasta ese día. Ximena me mostró parte del proceso que desarrolla para crear su materia prima, el fieltro y me pareció fascinante. Fue un honor poder escuchar la mirada sobre el arte y la vida de una artista que admiro tanto. Les invito a conocer su trabajo y a leer sus palabras.

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Hola Xime, que lindo estar acá. Para quienes no conocen tu trabajo. ¿Cómo te gustaría presentarte?

Yo soy artista. He hecho la paz con eso porque estudié diseño y por mucho tiempo dije ‘no yo no soy artista, yo estudié diseño entonces nada que ver’. El arte contemporáneo me parece muy difícil, es un gremio complejo de manejar y me creaba (y todavía) mucho estrés entonces siempre pensé que no me quería meter por allá. Cuando estaba estudiando diseño, hice varios módulos de textil y me gustó mucho, de ahí me fui a vivir a Londres a hacer una maestría en artes plásticas con énfasis en textil. En la maestría, la base era el textil, pero uno podía llegar a muchas partes diferentes. Experimentación total. Desde chiquita, a mí siempre me ha gustado dibujar. Mi mamá escribía en esos cuadernos que rellenaban las mamás que lo que más me gustaba era quedarme mirando los cuadros, así como aterrada, mirando. Y me metió a clases de pintura desde que tenía dos años. Siempre ha estado presente el arte en mi vida, yo lo llevo por dentro. Nunca he pensado que quiero hacer algo distinto. Si he viajado por las distintas disciplinas, el diseño, textil, arte contemporáneo, arte visual… pero todo dentro del arte. Eso va dentro de mí.

Después de que estudié en Londres empecé a hacer cosas con textiles, intentaba llevar el material a otros lugares. Pero me hacía mucha falta que fuera narrativo, así que empecé a ilustrar. El repite textil me parece muy bonito y aunque me encanta, yo sentía que tenía que contar cosas. Me interesa que mis proyectos vayan más allá de simplemente dibujar o hacer una tela, quiero hablar de cosas que me preocupan y que me interesa discutir. Hacer investigaciones y que las investigaciones vayan más allá de tener unos referentes dibujar y ya, yo quiero profundizar mucho más.

En este momento estoy investigando, me hago muchas preguntas, pienso que es lo que me mueve, quiero hablar de algunas cosas en particular entonces reflexiono sobre lo que quiero decir y como lo quiero decir. En esas estoy. Uno va nadando con las olas, con la corriente, pero yo nunca me traiciono. Para mí es demasiado importante ser fiel a lo que me gusta, a lo que quiero hacer y trato de mantener eso como sea.

La parte económica es difícil. Cuando comencé a moverme dentro de las artes visuales me empezaron a decir un montón de cosas; ‘no podés hacer esto, no podés tener reproducciones, no podés exponer en cualquier parte, no podés hacer nada comercial, tenés que ser completamente artista’. Al principio hice caso de eso, pero todo se empezó a cerrar demasiado y tuve que hacer cosas que me permitieran mantener mi economía, aunque que no tuvieran nada que ver con mi obra hasta que yo dije, no más. Yo no quiero hacer una cosa durante mi día a día que no me gusta, para poder tener plata y así poder decir que soy artista. Eso no tiene ningún sentido. Entonces decidí que iba a hacer lo que me diera la gana y no me iba a importar. Yo siempre pensaba que el arte era lo más vanguardista que había en la sociedad, que los artistas eran irreverentes y hacían lo que querían para poder hablar de un montón de cosas que las otras personas no hablan, pero en la realidad hay demasiadas reglas e imposiciones y yo no estoy dispuesta a negociar, para mí la libertad es demasiado importante. Entonces podría decir que, en este momento soy artista, pero hago lo que me da la gana.

 

“Para mí es demasiado importante ser fiel a lo que me gusta, a lo que quiero hacer y trato de mantener eso como sea”.

 

¿Cómo llegaste al fieltro?

Yo tengo una historia con las telas, mi papá trabajaba en una agencia textil cuando yo estaba chiquita, entonces crecí jugando sobre rollos de tela. Y, por otro lado, en la familia de mi mamá siempre se cocía. Entonces yo me siento super cómoda trabajando con telas, es algo que conozco de toda la vida. La textura me genera un confort que no puedo explicar en palabras. Ahí me encontré. Más adelante cuando decidí que quería involucrar la narrativa y empezar a contar cosas en mi obra, sabía que las telas eran el lenguaje con el cual me podía comunicar muy bien entonces empecé a recortar con fieltro. En la universidad ya había tenido un encuentro con el fieltro y me había gustado mucho. La construcción desordenada de los ‘no tejidos’ me parece que tiene algo super encantador, lo hace muy distinto a un tejido de trama y urdimbre.

Al principio comencé a trabajar con fieltro industrial, lo compraba hecho, lo recortaba y así hacia las ilustraciones. Pero sentía que me estaba contradiciendo de alguna manera porque el fieltro y los colores eran sintéticos y había cierta contaminación con la que yo no me sentía cómoda para nada. Me metí a un curso de fieltro húmedo y desde eso lo empecé a hacer yo misma con lana cruda de oveja, a veces hago algo con color, pero todo con tintes naturales. Cuando aprendí a hacerlo, me di cuenta de que el proceso es muy diferente a uno con trama y urdimbre donde uno debe tener mucha precisión en cambio este, aunque sigue siendo un trabajo de mucha paciencia y perseverancia, hay un momento en que uno tiene que amasar y después tirar contra el piso y dar golpes. Y a mí eso me pareció increíble. Lo sentí muy terapéutico y al mismo tiempo me pareció muy interesante que este material que uno pensaría es muy delicado o por lo menos eso transmite, en realidad es un material super resistente. El fieltro es el primer textil que existió, los animales en las cuevas se frotaban y rascaban y ahí iban creando ellos mismos ese textil, el fieltro. De alguna manera yo veo que metafóricamente es una representación de las mujeres. Somos ‘el sexo débil’ ‘no tenemos tanta fuerza’ pero en realidad somos super fuertes, super resistentes. Me gusta mucho poder ver y desarrollar ese proceso y además identificarme ahí.

 
 

Las mujeres están muy presentes en tu obra. ¿Qué representan en tu vida y tu trabajo?

Cuando yo estaba haciéndome las preguntas sobre de que quiero hablar, que es lo que de verdad me mueve. Pensé que era importante ir a mi historia personal para poder empezar por las raíces. Para mi tiene más sentido si hago algo que viene de mí, de mi historia. Entonces fui a las mujeres de mi familia. Cuando yo tenía dos años mis papas se separaron y yo me quede viviendo con mi mamá y mi hermana. Mi mamá tiene dos hermanas con las que siempre me veía, junto con mi abuela y tía abuela. Desde pequeña hubo mujeres alrededor mío y yo chiquita oí muchas conversaciones de ellas sobre como las mujeres dentro de la sociedad patriarcal en la que vivimos no teníamos derecho a un montón de cosas, se esperaban de nosotras ciertos comportamientos, las vi siempre inconformes y tristes, sin poderse realizar. A mí eso me marcó demasiado. Decidí que quería hablar sobre esto. Es algo que sigue pasando, lo veo en mis amigas, lo veo en personas más jóvenes y aunque haya cosas que han mejorado es una lucha que sigue presente. Me gusta pertenecer a esa lucha y darles una representación diferente a las mujeres. Me parece importante que nos demos cuenta que en este momento podemos escoger que tipo de vida queremos tener, si queremos tener hijos o nos queremos casar que sea porque queremos y no porque sea algo impuesto.

Entonces mi primer proyecto fue sobre las mujeres de mi familia. De ahí nació Tera. Empecé a generar un archivo de cada mujer de mi familia y cuando me encontré con Tera que era la hermana de mi bisabuela, me pareció super loco porque ella junto con sus hermanos quedaron huérfanos muy chiquitos y eso hizo que no tuviera una autoridad que le dijera que hacer ni como vivir la vida. En su vida hizo una visita a Paris y a partir de ahí decidió que lo que ella quería hacer era viajar por todo el mundo. Cogía un caballo aquí en Medellín se iba hasta el rio magdalena y de ahí cogía un barco larguísimo hasta llegar a diferentes partes del mundo. Todo lo hizo sola. Aprendió un montón de idiomas, se interesaba por la cultura. A pesar del precio alto que Tera pagó al quedar huérfana fue una mujer de principios del siglo pasado que tuvo libertad de escoger y decidió tener la vida que ella quiso, no se casó, no tuvo hijos y a mí me pareció super increíble esa historia. En sus viajes hizo un libro de recortes de libros y revistas que ella iba encontrando, ese libro ahora lo tiene una tía abuela mía y yo lo tuve por un tiempo. Es demasiado espectacular y yo desde chiquita quería ver el libro de Tera cada vez que iba a la casa de mi abuela. Entonces cuando me di cuenta de que Tera no solo había hecho ese libro si no que había tenido esta vida tan espectacular supe que tenía que hacer algo con eso. Empecé por buscar en el libro imágenes que representaran esas imposiciones del mundo patriarcal, los hijos, el matrimonio, la cocina, la casa, las labores domésticas todo eso y replantear esas ilustraciones. Trabajé con el vacío y saqué a las mujeres de esas escenas o en algunos casos dejé solamente a la mujer y quité el resto de la escena con la intención de que esto fuera una nueva oportunidad. Una invitación a que las mujeres pensemos si de verdad queremos hacer eso o no, no como algo que se impone.

 

“Me parece importante que nos demos cuenta que en este momento podemos escoger que tipo de vida queremos tener, si queremos tener hijos o nos queremos casar que sea porque queremos y no porque sea algo impuesto”.

 
 

¿Qué es el tiempo para ti?

El tiempo. A veces pienso que no debería existir. El tiempo como yo lo vivo en mi día a día me parece muy estresante, entonces no me gusta. Yo a veces digo ‘deberían vender tiempo’. Que uno comprara como tres horitas más y se metiera a un portal y usara esas tres horas del día. Me gustaría que el tiempo tuviera una libertad que uno pudiera usarlo como uno quiera, se supone que así es, pero la forma en la que vivimos, el momento en el que estamos… el tiempo marca demasiadas cosas. Después de la historia que te acabo de contar, a mí no me gusta que me impongan nada, entonces me parece muy maluco tener que pensar que tengo que hacer esto o que tengo un tiempo definido para lo otro. A mí me gusta el tiempo cuando lo puedo usar como yo quiera y cuando puedo moverme en el sin medida. Me gusta que el tiempo se transforme no que siempre este dentro de la misma medida, porque si no me siento presa.

¿Cuál es tu relación con los espacios que habitas?
Específicamente con tu taller.

Siento que mi taller es un espacio que se va retroalimentando. Es muy importante el espacio, si yo no me siento bien en un lugar, no soy capaz de hacer nada. Por eso trato de tenerlo de una forma que me guste mucho e intento tener objetos o elementos que me inspiren. Por ejemplo, en la pared de atrás tengo mi colección de tijeras y también obras de mujeres que me gustan mucho lo que hacen. Los tengo ahí porque de alguna manera me inspiran, me mueven. Voy cambiando mi taller dependiendo de lo que esté haciendo. Yo tengo dos talleres. Depende de lo que esté desarrollando trabajo acá o en el de mi casa. A veces necesito estar sola, no tener interrupciones y me voy al taller de mi casa. En este taller hay mucho movimiento. Me gusta moverme entre los dos espacios. Las plantas en los espacios son demasiado importantes, siempre tiene que haber plantas.

 

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¿Qué te han enseñado las plantas?

Muchas cosas. Cuando mi mama se murió, mi hermana se fue a vivir a Inglaterra y yo me quede acá sola en la casa en la que vivía con ella y me dio super duro. En ese momento no sabía lo que era una muerte, fue la primera muerte grande que me tocaba. Yo no soy religiosa y tampoco tengo una corriente que siga en particular a pesar de ser espiritual. En ese momento la gente me decía lee esto, mira esto y yo pensaba no, yo no quiero que nadie me diga cómo vivir mi duelo. Yo quiero entenderlo sola. Empecé a tener plantas, fue algo que se fue dando poco a poco. Al principio tenía dos y se me morían y yo decía no, pero por qué tan raro hasta que decidí tener más y me di cuenta que, al tener compañía ellas estaban mejor. Cuando están solas es muy difícil que estén felices. Pero si están acompañadas se hace un jardín. Desde ahí yo he aprendido demasiadas cosas sobre la vida y la muerte a través de las plantas. Tengo varias series que hablan de eso porque siento que la gente debería observar más, algo tan sencillo como una hoja puede invitar a descubrir un mundo entero. La forma en como se desarrollan, como crecen, como se mueren y como vuelven y salen como un ave fénix es demasiado encantador y son cosas sencillas que todo el tiempo nos está mostrando ciclos importantes. Cuando estoy trabajando siempre hago pausas y miro las plantas. Salgo al jardín, interactúo con ellas, les hablo. Digamos que son mi religión.

 

“…algo tan sencillo como una hoja puede invitar a descubrir un mundo entero. La forma en como se desarrollan, como crecen, como se mueren y como vuelven y salen como un ave fénix es demasiado encantador y son cosas sencillas que todo el tiempo nos está mostrando ciclos importantes”.

 
 

Entonces, si mañana volvieras a nacer en una planta o flor. ¿Cuál serías?

No sé. Muy difícil. Si tuviera que pensarlo hoy yo creo que en una orquídea. Las orquídeas me parecen increíbles, mi bisabuela la amiga de Tera coleccionaba orquídeas y descubrió varias especies, venia gente de otras partes del mundo a ver las orquídeas que ella tenía. Siempre han estado muy presentes en mi vida y me parecen increíbles.

¿Qué es lo que tanto te gusta de ellas?

La forma como atraen, como funcionan, las orquídeas son super inteligentes. Además su extensa variedad, uno cree que ha visto en general todas, pero hay demasiadas especies en el mundo.

 
 

¿Qué soñaba la Ximena de 6 años?  ¿Qué sueña la Ximena que está sentada hoy conmigo?

Siempre he querido ser artista. Yo voy a psicoanálisis una vez a la semana y en estos días le decía a mi analista que la Ximena que yo era chiquita estaría orgullosa de la Ximena de este momento. Solo hay una parte que aún sigue siendo un conflicto que es combinar la parte económica con al artística. Que eso funcione y que yo no tenga que sacrificar mi libertad ni lo que yo quiero hacer. Entonces, me gustaría que la Ximena del futuro ya tenga eso resuelto. Yo por ejemplo nunca pienso si me voy a jubilar, yo quiero hacer esto para siempre, hasta que me muera, así como Yayoi Kusama. Por allá si me tienen que internar seguiré dibujando seguiré haciendo lo que sea, pero quiero hacerlo hasta que me muera. Esto es lo que me mueve, lo que me gusta hacer.


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Yo por ejemplo nunca pienso si me voy a jubilar, yo quiero hacer esto para siempre, hasta que me muera, así como Yayoi Kusama. Por allá si me tienen que internar seguiré dibujando seguiré haciendo lo que sea, pero quiero hacerlo hasta que me muera”.

 

Por último. ¿Qué es lo bello para ti?

Muy difícil. Para mí la belleza es algo que me crea empatía. Que esa empatía me haga ver la belleza. No necesariamente tiene que ser estéticamente bonito, con lo que me identifique y tenga algún tipo de conexión y si hay un elemento de placer o confort. La belleza me crea sentimiento de sentirme bien, cómoda. La belleza es importante. Yo tengo un amigo que siempre me dice que mi problema es que yo hago cosas muy bonitas. Así esté hablando de cosas fuertes que lo puedan mover a uno por dentro, yo quiero que la persona ahí pueda ver algún tipo de belleza.  

 

Encuentra el trabajo de Ximena acá:

@ximenaescobarpiedrahita

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Fotos por: Laura y las Flores.




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✽ AGUSTINA CHALUPOWICZ