NICOLÁS DE CARO
❋
Un color: Negro ¿Vale?
Una planta: El Philodendron rojo imperial que tengo en casa.
Un olor: El olor de la Inca Kola.
Un lugar: Mi casa.
El trabajo de Nico de Caro es un juego constante entre la formación y deformación de universos botánicos por medio de trazos gruesos y planos de color. Las plantas y las flores son protagonistas en sus creaciones y una vez que sus bocetos en papel pasan a telas que pueden llegar a ser de más de dos metros de ancho y alto, sucede una magia que te atrapa. Nos sentamos una tarde en su hermosa casa/ taller ubicada en el barrio Floresta de la ciudad de Buenos Aires para charlar sobre recuerdos, flores, sillas y el viento. Te invitamos a conocer un poco más sobre las influencias y fascinaciones que tiene Nico, amigo cercano de este proyecto.
Hola Nico. Nos gustaría comenzar con la siguiente pregunta ¿Tienes una flor favorita?
A diferencia de lo que podría parecer, mi laburo con las flores es bastante intuitivo. La flor me gusta como flor, pero más me gusta la imagen de flor como uno la dibuja. Me encantan las plantas, pero de flores no sé absolutamente nada.
¿Quién es Nico de Caro?
Yo creo que es una persona a la que le gusta hacer cosas. Siento que en este momento estoy en la época donde estoy pintando, pero no siento la necesidad de explorar profundamente en la pintura. Hoy me gusta lo que hago y lo desarrollo. Hoy Nico está en la etapa de pintar sobre tela, que seguramente no dure para siempre y eventualmente vaya a pasar a otra cosa, pero lo que sí sé es que siempre tiene que hacer algo con las manos. Es alguien que hace cosas con las manos.
Tu casa es también tu taller. ¿Podrías contarnos cómo llevas esa relación con este espacio compartido?
La relación es a veces más llevadera y a veces menos. Desde lo físico es hermoso que sea una casa tan grande y por eso mismo tener tanto espacio para trabajar. Yo siento que el tamaño de mis obras está completamente relacionado al tamaño de las paredes del taller. Eso siempre me gusta decirlo, porque la verdad es que no todo el mundo puede tener un taller con una mesa de trabajo de casi 3 metros por 1,80. Entonces entiendo que el espacio ayuda a mis obras, si mi taller fuera más chico seguro mis obras serían más chicas también. Sin embargo; laburar en el mismo lugar donde uno vive se puede transformar en algo bastante tedioso porque no sabés despegar trabajo de ocio. Últimamente vengo llevándome bastante mejor en esta relación, puedo cortar cuando quiero, ver una película y/o disfrutar la casa desde otros lugares, pero no siempre es así.
Desde que entramos a tu casa, vemos que hay un montón de objetos muy curiosos que parecen venir de otros lugares. Incluso las plantas son todas distintas, haciendo de una visita a tu espacio algo muy entretenido. ¿Puedes contarnos que es lo que conforma este lugar al cual llamas casa?
La relación que tengo con mi casa es bastante particular, te voy a contar una historia que también está relacionada con mi laburo. Yo siempre de chico, cuando viajaba a Perú a visitar a mi familia, iba a la casa de mi tía. Esa casa me encantaba porque ellos habían vivido en varios países como Guatemala y Ecuador y de todos los viajes se traían objetos. Muebles, tapices, hasta placares incluso. Siempre tengo el recuerdo que desde que entrabas a la casa había un olor a artesanía. Siento que siempre tengo presente ese espacio en mi cabeza a la hora de generar las imágenes que creo y habitar esta casa.
En la casa de mi tía había una tela impresa que a mí siempre me fascinó y que siento que tiene una relación muy grande con mi trabajo hoy. Hace poco me pasó algo muy loco y es que mi otra tía que hoy tiene esa tela me escribe y me dice “Nico, quiero cambiar este tapiz por uno tuyo" y le dije “Perfecto, yo te mando un tapiz pero vos me das ese..." y me lo mandó... me mandó la tela que siempre había querido. Mi sueño. Yo no entiendo en que está pintada, la tela es marrón pero la pintura parece al agua, las manchas blancas... por ahí puede ser que esté hecha con sellos, ni idea. Pero todo lo que pasa ahí me encanta.
Sobre las plantas grandes, simplemente crecen. Ellas hacen una gran definición de mi casa y mi espacio.
Para charlar un poco más de lo cotidiano. ¿Puedes contarnos como es un día en tu taller?
Primero me levanto y saco mi libreta donde hago la lista de cosas por hacer en el día. A veces puede ser que la haga la noche anterior pero siempre tengo mi lista. Por lo general el primer ítem suele ser ducha para no olvidarme y después café. Me gusta ir tachando, escribo lo del ducha y café porque para mí es muy importante tachar. Si arrancás el día con algo hecho/tachado ya está. Ya hiciste algo. Entonces me fijo que es lo de la lista que puedo hacer primero, usualmente es responder mails, llamar a tal persona, cosas que puedo sacarme de encima rápido y recién después me pongo a pintar. Por lo general siempre salen cosas nuevas en el taller cuando estoy laburando en algo y necesito “perder el tiempo” en otra cosa. Y así va pasando, muchas veces me pasa que comienzo el día perdido y se van pasando las horas, termino arrancando a las 7 de la tarde y ese día termina a las 3 de la mañana. Lo lindo de la noche es que no hay ningún estimulo que me moleste, soy solo yo con mis obras y quizás una botellita de vino.
¿Algún ritual a la hora de empezar a crear?
La preparación de materiales y espacio de trabajo. Sé que tengo que tener el bowl donde apoyo la pintura limpio y el papel para limpiar mis pinceles bien acomodado, entonces me aseguro de tener todo listo para empezar. Como casi siempre laburo parecido, mi cabeza ya tiene muy claro lo que necesita. Y si no está todo ordenado, me gusta el desorden ordenado.
Entrar a tu casa es entrar a un jardín. ¿Cómo sientes que la naturaleza inspira o activa tu creatividad?
La naturaleza me inspira desde la forma orgánica. Hay algo de observar una línea y seguir el movimiento, pero después convertirlo en algo que pasa por mi mano desde un lugar más fluido. Si te fijas, más allá de los marcos o guardas que puede haber en mis obras, todo mi laburo es algo que va pasando con mucho movimiento del pincel. Creo que es ahí la relación plantas-obra. Desde lo orgánico, el movimiento y el crecimiento.
Ahora una pregunta un poco más abstracta. ¿Cómo se siente el viento para ti?
Me gusta pensar el viento como una caricia. Una caricia suave. A veces puede no ser tan suave pero la verdad es que, si pienso en la palabra viento, es una palabra linda. Linda y suave.
¿Qué es eso que te mueve a hacer cosas?
Lo primero que me mueve es la independencia, la libertad de hacer. Cuando estudiaba fotografía me preguntaba en qué situación me podría ver cuando fuera adulto y me imaginaba teniendo mi estudio y haciendo lo que quiera. Hoy me pasa un poco eso con el taller, lo que me mueve es la libertad que esto me da de poder hacer lo que quiera, como quiera y cuando quiera. Es hermoso. Me levanto feliz.
Por fuera de tu trabajo. ¿Tienes otra cosa por lo cual te sientas apasionado?
¿Te referís a las sillas? (Risas de fondo) Sí, las sillas. Hay algo de la silla y la estructura que me fascina. Siempre tuve una pequeña obsesión por las sillas, incluso tengo un libro de sillas que me regalaron hace 10 años entonces alguien ya sabía de esa obsesión desde antes de lo que yo puedo recordarlo. No sé muy bien si eso va a llegar a algún lado, pero por ahora junto las sillas que me voy encontrando en la calle. No sé a dónde va a llegar esto. Quizás sea conseguir sillas, restaurarlas y tener sillas hermosas en mi casa sin que necesariamente tenga que estar la impronta de mi laburo ahí. Pero sí, hay algo ahí que me mueve del objeto silla.
¿En qué estás trabajando ahora?
Quiero volver a hacer manteles. Por lo general siempre trabajo con bocetos previos y de esa forma espero que todo esté perfectamente alineado en el resultado. Ahora quiero otra cosa, quiero pintar directamente sobre la tela. Pintar las flores una por una, sin pensarlo mucho. Que de repente si la línea se empieza a ir para adentro, que el error sea parte de la obra. No me doy muchas veces la posibilidad de equivocarme, casi siempre estoy pensando en grillas. Quiero que esto sea como ir, algo más fluido. No buscar la perfección del detalle, que si el negro no queda completamente negro o si el trazo del pincel se ve, que pase.
Las flores ¿Qué son para ti?
Yo siento que en mi trabajo hay dos universos: plantas y flores. En el universo de las flores me permito jugar más con la forma y si al final le dibujo 5 pétalos, es una flor. La planta en cambio, la podés llegar a deformar hasta el punto que es otra cosa. Las flores me gustan por eso, porque me permiten jugar como quiero e inventar flores/ formas nuevas. Es parte de un universo que me divierte.
Y el movimiento ¿cómo te hace sentir?
La palabra movimiento me representa constantemente, por ahí no es un movimiento de cambio si no de estar haciendo. Siempre estar haciendo. Incluso cuando no estoy activo desde el hacer mi cabeza no para de trabajar.
Encuentra el trabajo de Nicolás acá: